La señorita Lola
Postrada en su silla de ruedas apenas abulta. Hace años que para la señorita Lola la vejez ha dejado de ser esa etapa que algunos ingenuos encuentran entrañable. La decrepitud de los 87 años la ha convertido en una piltrafa, inerme y triste. Desde que sufrió el ictus, además no habla. Estamos solos los dos...