RECUENTO
El bar era largo y estrecho como el cañón de una escopeta. Limitaba al norte con una calle cualquiera y al sur, con una encrucijada: el aseo, la cocina y una escalera. En la entrada, dos máquinas tragaperras llamaban la atención de los más flojos con ruidos de feria. Tres ventiladores, que colgaban del techo,...