Caperucita y el lobo feroz, en invierno.
Fue durante un once de noviembre, aquel donde servía por enésima vez una taza de café caliente para calmar mis nervios durante una tormenta helada. Las noticias de la mañana, habían dejado muy claro que no pararía hasta pasar las doce de la noche o quizás más. Me aterraba la idea de estar sola en...