Siete y un Cuarto (Preludio)
Supe que aquel encuentro no iba a empezar bien, nada más entrar a la cafetería. —Señor Uriarte, un placer. —Iriarte —corregí yo mientras estrechaba mi mano sudada con la suya—. Lamento la tardanza, se me escapó el canario… —Claro… —repuso ella con cara de no creérselo demasiado mientras se limpiaba el sudor discretamente en la...