Nuez vacía
CAPÍTULO 1 – Oh, Chariot El árido horizonte se derretía, ondulante e inalcanzable, víctima de un caluroso día de verano. Los árboles se retorcían secos hacia un cielo sin nubes, tan alejados los unos de los otros que no formaban una sombra decente. La carretera desierta se perdía allá donde le alcanzaba la vista y...