Coñac en las heridas
Hay sabores fuertes que nos desagradan cuando somos pequeños, quizá nuestras papilas gustativas no tienen el desarrollo suficiente para recibirlos. Sin embargo, cuando crecemos se convierten en manjares, delicias o incluso adicciones. Es el caso de los encurtidos, el picante o el café. Quizá sea la muestra de que no todas las edades sirven para...