Ciudad sin Dios
La calle era toda de mar. Había pasado el tercer huracán de la temporada. Lo edificios hablaban en el lenguaje común de las vigas que se quiebran, los pisos que se cuartean, las paredes que revientan y el ronquido estremecedor que anuncia el final de esa estática milagrosa que los mantuvo en pie. Mis vecinos...