Ojos
Nunca, ni siquiera por mera cortesía, mi abuelo paterno y mi abuelo materno habían cruzado miradas, menos palabras para siquiera saludarse. Esta historia invita a entender, que no se necesita estar en vida para conocer a alguien. En la época de los setentas de siglo XX, por separado, mis dos abuelos migraron a la capital...