PROMESA INCUMPLIDA
Todavía no cantaban los gallos y el niño de siete años, José, estaba despierto, sentado en la cama miraba la llama zigzagueante de una veladora, elevó su mirada al altar y religiosamente juntando sus manitas, le pidió a la Virgen de Guadalupe cuidarlo durante el viaje que realizaría a la ciudad. Dejaba la casa que...