Había una vez….
Después el silencio, dimensión absoluta de mi lugar en el mundo. Mi mirada acariciando a la musa, la piel que asoma en el cuello de la ruana. Da la hora de parar. La musa descansa de la pose. Fuma. Avanzamos hacia el mesón de madera. Cenamos. Luego el aseo, la piel, el descanso. Sin mas...