El dedo de tía Marta
El tío Juan tenía las manos pequeñas y la cabeza grande, como una marioneta. Le gustaba tocarme. Bueno, nos tocaba a todos, incluso a mi padre. Él era el único que le decía que no lo manoseara. Todos notábamos en su cara cómo llegaba la tormenta…al explotar le gritaba «¿quieres dejar de tocarme de una...