Las manoletinas moradas
El paisaje había cambiado. Lola debía esa visita a Anabel. Enfermera local atendía especialmente a sus padres, ancianos, porque ella estaba fuera. Ana vivía en la plaza nueva, cerca de ellos, donde la antigua serrería. En los troncos, decían de chiquillas. Los jóvenes iban ahí al caer la tarde, para beber, fumar, demostrarse amor o...