BUENOS MOMENTOS
La cucaracha tenía ese brillo dulzón de los dátiles. La niña, que acababa de cerrar la nevera, tropezó con ella y empezó a gritar como si su vida corriera peligro. Me suplicó que la aplastara con una sartén, pero preferí echarla al suelo con un paño para proteger el mármol de la isla, que tanto...