DIOS ES POSMO
No sé cuánto tiempo llevo aquí: sentado en una silla que se queja por cargarme con sus patas gangrenadas, en un cuarto iluminado con una bolsa llena de luciérnagas muertas. Escasamente me muevo unos metros a mi cama: el ataúd donde descansan mis pocos sueños. Unos metros más allá está el baño que me une...