Un viaje hacia su piel
Me dirigía rumbo a Capital. Por fin conocería a Oriana. Me recibió en la estación y nos abrazamos como si nos hubiéramos amado toda la vida. Parecía que nuestro hilo rojo ya no estaba tenso. Nos dirigimos hasta su casa, directamente hasta su cama. Nuestras pieles se erizaban y mi corazón latía a punto de...