OTRO MUNDO
Había una esquina del bloque que marcaba el fin de la civilización. Los altos edificios formaban con sus sombras un nuevo universo, habitado por pequeños seres no clasificados, la mayoría de ellos afortunados de no sucumbir bajo la amenazante pisada de nuestros pequeños pies. Así era el atrayente páramo que explorábamos cada atardecer de verano,...