LA RECIPROCIDAD
En el amor...
Es una vinculación íntima, casi desconocida por los mortales, siendo la irregularidad, parte del arraigo familiar del que nadie escapa. ¿Hay condena? Es dictada por fuerzas desconocidas. Las cuentas sin pagar en los pasados genealógicos de ambos, un quehacer mal hecho recurrente, y tradicional dentro del seno, en cualquiera de los ámbitos.
¿Puede ser? Que los términos estén vencidos, y el amor ya fue, que la procreación de los hijos sea el remanente que obligue a los padres responsables, a mantener latente el adjetivo. La curva hacia el fondo no para, hay insultos, hay desacuerdo íntimo, hay aburrimiento, etc.
La reciprocidad en el cariño, en la seducción, es un suplente que supone que el amor no existió o no es un arte conocido por ambos, en determinado momento acaba. La nena con el ceño fruncido, abre las piernas, se deja coger, te acepta si estás libre de errores, posiblemente igual te pase a ti, los deseos con ella te han abandonado, quieres desaguar tus deseos. Pero, si es lo contrario, empiezas, por encerrar el círculo de pasión individual, sólo tuyo, lo que significa que tú eres el enculado, mientras a la niña le caes gordo, le caes mal. La ceguera inducida por hilos desconocidos, permite que no veas la realidad.
En la familia…
Un recogedor de basura, incluye a un hijo en su labor, éste de buen gusto termina por hacer lo mismo que su padre, preparando el camino para el nieto. De tal manera que buen lapso de tiempo esta familia ha pasado recogiendo basura, a nivel municipal. Por supuesto que reciben paga.
¿Por qué no se sustrajo alguno de ellos?
Era mejor que estudiaran una carrera. ¿Uno de ellos estudió? Se hizo contador. Pero el fin de semana ayuda a su padre.
¿Entonces qué pasa? Se gesta el vínculo de amor fraternal, que armonizan las leyes naturales, reciprocidad que tiene ganada a pulso el jefe de este núcleo.
En la política…
Un prominente especulador inmobiliario, incorpora a toda su familia en el mismo quehacer. Con suficientes medios económicos, es por eso el ejemplo, porque no hay necesidad de acumular más. Un día decide cambiar de actividad, la mayoría va a dónde va el jefe, el padre, no quieren otra cosa, desprecian momentos placenteros, por entregarse a la tarea que hace el experimentado.
No incurren en abultar problemas, les apetece, disfrutan la misma historia. Hay una franca reciprocidad. El jefe, el padre, desencantado por lo que considera que es susceptible de cambiar, se entrega de lleno a la nueva labor que quiere comandar, con el tesón requerido, en la misma cuerda van todos, van tras él, esto está sucediendo, a ocurrido en el país que hace soñar a idiotas, Los Estados Unidos de América, 2016.
Es, reciprocidad en la convivencia familiar. Es una maravilla. La niña, ya adulta, se sienta en la silla presidencial de papá… en la casa blanca. ¿Quiere hacer lo mismo? Involuntariamente le da fuerzas, y por supuesto tomas las fuerzas de papá. O sea, que el futuro puede ser el organizador de la continuación de armonías de los objetivos familiares, y esta chica sea presidenta de dicho país, como su padre.
De padre a hijo…
Un viejo Marinero, su hijo es el guardacostas, su nieto el salvavidas. Es la reciprocidad del ambiente familiar. Al cuestionar, encuentras que todo estuvo bien, todos son honestos. Algo no encaja, es el aparcamiento dentro del mismo afán, visto con lentes Harvard University, (Escuela de súper enseñanza competitiva a nivel mundial) dónde de rigor aprendes a ser ventajoso. Será, investiga, ¿Los involucrados muestran alguna felicidad?
¿Será felicidad estar agrandando empresas, hundiendo otras?
¿Será armonía y alegría el acrecentar capitales bursátiles?
Bajo mundo…
El gánster, se deja ver tomando cerveza y vino, a horas que son para el trabajo, la escuela, los oficios domésticos, bien acompañado. Su descendencia hace lo mismo, más perfeccionado por los adelantos tecnológicos. El nieto de éste truhan, no será el hombre modesto, y honesto. Será igual o peor, por la reciprocidad que solo aturde a su padre, el que quisiera que fuera diferente, porque para eso fue criado con las mejores institutrices, en instituciones de primera, en las materias escolares más avanzadas, sofisticadas.
En la pareja sentimental...
La reciprocidad es un acaso, dos respuestas que vienen de dos mundos diferentes, rastros invisibles que va dejando el hilo negro de la madeja, el cual con iluminación resulta difícil conocer si la respuesta es recíproca. ¿No eres misógino? La mujer tiene un lugar bien ganado en la degradación de valores, por supuesto que no todas, muchas son altamente cuidadosas para utilizar las mañas. Responsable es la belleza, unida a la vanidad, la solicitud constante del macho que quiere la miel de todas. El marketing entorpece los presupuestos, en ese caso al que le alcanza para repartir y compartir, se lleva la medalla.