DE PARÍS A LIMA
No sé qué decir, ni qué me esta contando esta señorita. Llevo dos horas disimulando, manteniendo la compostura, mientras los nervios me están rompiendo por dentro. ¿Dónde demonios se ha metido Lisardo? No es mi terreno. No conozco a nadie que me pueda ayudar. ¿Qué hago? Lolita debe estar esperando, medio muerta… sin respirar. Anoche...