Lágrimas de arena.
Como una peregrina trepo por la duna mientras no dejo de pensarte; tengo las rodillas magulladas y algunos huesos rotos. He caminado hasta la extenuación poseída por el recuerdo de una promesa; encontrar la fuente inagotable de la que tanto me hablabas. Con las últimas fuerzas que me quedan, al fin logro cruzar el montículo...