LA DORADA
No te veo, pero te presiento. Desde aquí arriba, desde la roca, desde la barandilla, miro hacia tu mundo líquido, el mar, el océano. Solo puedo intuir. Conozco el silencio, mi mundo de silencios secos y opresivos. Tu extraño universo de ondas sensibles a movimientos de otros seres, de pequeños moluscos, de medusas, de otros...