Mi vieja maleta
Querida hermana: Llegué bien. La ciudad me parece inmensa. Esta tarde, me he perdido paseando por las calles del casco viejo. Era consciente de que mi sombrero y abrigo rojo destacaban demasiado sobre el ocre de las piedras, rompiendo su armonía de color. De que el sonido de mis tacones resonaba tan alto, entre los...