RAMÓN
Tenía la soga alrededor de su cuello. La angustia atrapaba al viento que se colaba por la ventana del sótano, y su agitada respiración ya no era otra cosa que el retroceso mental de su cuerpo, abrazando al viejo gato que le sacaba del infierno que era la soledad. – ¡Malditas sean las tardes de...