Nunca dejamos de brillar
Había una vez un Ángel vestido de negro, corrompido por el veneno que emanaba de su corazón cuyo único motor era la pasión. Pasaba los días llenando los huecos de almas ajenas. Sentía que si completaba aquellas vidas que para el Ángel estaban vacías cumpliría con su función en esta existencia. A unas almas solo...