EL ABRAZO DE ANTONIA
Aquella madrugada Rosario abrió los ojos a las 6:14, faltaba un minuto para que sonara el despertador. Le buscó el lado amable a despertarse antes y se dijo que así no tendría que escuchar la chicharra maldita. Había algo distinto pero no sabía bien qué, tal vez fuera la luz del alba o algún sueño...