El viejo y la piedra
El niño dejó de corretear. Miró al abuelo largamente, tratando de entender el silencio ocioso del viejo. El anciano, parado sobre sus piernas flacas, espantó una abeja con un gesto, cortando el aire. Pese a la edad, se erguía aún con elasticidad. La tarde había transcurrido para los dos, carente de palabras, con mucha nube...