Y allí estaba…
Y allí estaba, sentado en la barra del bar, viendo como mi café se enfriaba mientras esperaba como lo haría un buitre sobre su presa, a que el capullo sentado junto a mí acabara de leer el periódico. Sólo que éste no parecía tener la intención de “morirse” rápido. – ‘Este gilipollas va a conseguir...