Hoy al llegar al trabajo, y apenas colgar el abrigo, mis compañeros me han dicho que le urgía al jefe hablar conmigo. Mi corazón empezó a revolucionar a cien por minuto imaginando lo peor. Con temor en la garganta me dirigí al despacho de José.

-Buenos días Alicia, ¿qué tal el fin de semana?

-Bien, ¿dime qué pasa?..

-Nada, me han dado la orden, -hizo deliberadamente una pausa- de que te cambies al lugar de Mario.

-¿Y eso? ¿Qué no está de baja?

-Sí, pero parece que la situación va para largo y la gerencia quiere que su puesto sea ocupado ya, y haciendo un examen a los posibles candidatos se han decantado por ti, ¿Qué te parece?

-No sé que decir..

-Se te compensará con un sobresueldo, tú has trabajado muy estrechamente con él y tienes los conocimientos para sacar el trabajo, ¿O es que no te sientes capaz?

-Sí.

-Bueno, ¡Pues hazlo ya!

-Bien, pero si no te importa antes me gustaría cambiar sus archivos a mi ordenador, así avanzaré más pronto. Dame su contraseña para copiarlos.

-Bien, ahora lo haré. Y.. ¡andando! que tengo una reunión.

Fue así como minutos después ya estaba instalada en la oficina de mi compañero pasando toda su información a mi ordenador.

Transcurrió parte de la mañana sin novedades, hasta que vi un archivo con un nombre bastante peculiar: Mala.

En cuanto lo abrí, a medida que lo leía caía de sorpresa en sorpresa, me acomodaba las gafas mientras pensaba: «mira al pardillo de Mario».

El archivo tenía entre otras cosas, unos “Poemas en Rojo”: eran poesías eróticas, sensuales, con algunos tintes voluptuosos, carnales, lascivos, que francamente me exaltaban la imaginación.

Tenían su encanto, hasta el punto de no darme cuenta que había llegado la hora de comer; me lo recordó el teléfono que sonó justo cuando estaba leyendo:

Me extasiaré en el dulce recuerdo de tus labios que bebieron ávidamente las mieles de mis senos. De tu boca bendita que surcó con anhelos desbordados en locura una y otra vez las depresiones de mi cuerpo. Me embriagaré en la nostalgia y la suavidad de tus dedos presionando la válvula de la fuente que dejó escapar generosos fluidos que bañaron concupiscentes tus quimeras y las mías.Y te llamaré: Libídine. Amor distorsionado. (Autor: Mara Lludith Rodrìguez Gurrola.)

-Sí,diga? ¡Ah, eres tú! ya bajo.

Era Edu mi amiga, así que bajé y engullí la comida, ella un poco sorprendida me dijo:

-Parece que hoy tienes prisa.

-La verdad sí, Edu. Perdona que no te espere, pero tengo mucho curro.

Subí, no había nadie, así que podía por unos minutos holgazanear. Decidí abrir otra carpeta, y surgieron las «Cartas y Emails a Mala». En esos instantes era más grande la curiosidad malsana que el deber, así que seguí en la tarea de acceder a los entresijos de una historia que sugería algo inquietante, y sobre todo quería saber el por qué de la misma.

Pulsé la fecha 11 de Abril de 2006.

Vida mía cada vez que recibo un email tuyo, el corazón me da un vuelco, me surge una desazón cuando lo veo en la bandeja de entrada que ya quisiera leerlo, devorarlo, saborearlo, pero me apetece leerlo a solas, cuando ya se han ido todos de la oficina, es entonces cuando puedo acariciarte en cada línea, sentirte en cada palabra. ¡Amor mío cómo te echo de menos! Ya quiero que me envíen nuevamente unos días a la sucursal del norte para que tú también te puedas escapar y estemos juntos desde el viernes al domingo, en que tendré que regresar a casa.

Tú bien sabes que hago hasta lo imposible por verte, que entre el trabajo, mis ocupaciones en casa, y los chicos, todo el tiempo que me queda es Tuyo, como tuyos son mis pensamientos, mis horas, mis días, mis sueños, sobre todo los de mis noches contigo, reviviendo cada beso, cada caricia, cada detalle, cada palabra, cada gesto tuyo, Mi Mala preciosa!!! te Amo como jamás pensé Amar a Nadie, y te Necesito como el aire que respiro, Tú eres la razón y el motivo de todas mis sonrisas, TQM.

Cuando sepa la fecha exacta, haré como siempre la reserva del hotel y te avisaré con tiempo para que tú puedas alcanzarme, ahora Cariño dime si te gustaron los pantalones, la loción y los botines que te envié por tú cumpleaños, seguramente te quedara todo estupendo, sé que cuando te vuelva a ver te verás tan atractivo como siempre, y esa loción te sienta de maravilla, tengo tu olor impregnado, tatuado en mi piel ¡esa fragancia eres tú!

-¿¿Qué?? No lo podía creer. Volví a releer las palabras “te verás tan atractivo”. Con terminación o, no a.

¿O sea que Mario mi compañero, de casi 57 años, de pelo gris, gafas, aspecto un tanto desaliñado, divorciado, con tres hijos universitarios…era Gay?

¡Increíble! Y sobre todo que escribiera con la pasión de un joven. Vamos, que ni mi Héctor en sus años mozos me había escrito algo así. El sofocón fue brutal, tanto que no me di cuenta que Edu me miraba desde la puerta.

-Chica, vente a tomar un café.

-No Edu, gracias, ya te dije que estoy muy liada, tengo aquí varios archivos que no los veo muy claros…

-¿Quieres que te ayude?

-No es necesario.

-Tú te lo pierdes.

Nuevamente me quedé a solas, con el atontamiento y la sorpresa de lo que acababa de descubrir, ¿Qué coño tendría yo qué hacer con ése archivo?

La ética me decía que lo destruyera, Mario no era apreciado en la oficina, y si además se descubriera esto, el pobre tendría que aguantar burlas, desprecios y quizás hasta lo echarían del trabajo.

Decidí destruir el archivo, pero antes guardé una copia en mi pendrive. No quedaron en el ordenador evidencias de su secreto, ni de su particular historia con Mala. Resolví que el pendrive lo entregaría a Mario en cuanto lo volviese a ver.

Al llegar a casa me seguía turbando la historia, y me propuse leer algo más antes de ir a la cama.

Héctor me pide a gritos que apague la luz, la verdad es que este archivo es una joya del erotismo. No cabe duda que el Amor es el más grande Afrodisíaco. Paro de leer: estoy segura que ésta noche mi Hector no va a dormir, precisamente, me voy a volver muy Mala…

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