Un masaje peligroso
El portazo sonó rotundo y seco. De nuevo Natacha se marchaba furiosa, dejándola a ella del mismo modo. Ya estaba harta de tanta discusión; aunque no se decidía a ponerle término a aquello. Pensó que cuando volviera tenían que hablar sosegadamente, para zanjar de una vez por todas aquellas disputas. Volvió a su mesa de...