RESILIENTES
Madre, a veces me pongo a pensar en las sonrisas que injustamente te arrebataron durante ese infierno inmerecido. No puedo, ni con los años que pasaron, y las breves y pálidas alegrías que vivimos después, arrancarme esa tristísima imagen tuya terriblemente adolorida, suplicando entre uno y otro golpe, piedad, piedad y comprensión, aunque tú no...