EL TÍO COLACITO Y SUS TRES ESPOSAS.
Fue un dulce viejecito, tierno, y cilíndrico, medio calvo, con grandes y regordetes cachetes que siempre lucían como rojas manzanas de California. Su respiración era un poco jadeante y frisaba ya ochenta y ocho años; pero llegaba muy alegre y jovial a casa y justo antes de que alcanzara a preguntar: “Leonorcita ¿Qué le pasó...