Ahora lo entiendo
Mírame, perfectamente peinado, cara lavada, con mi mejor traje recién planchado, camisa blanca inmaculada, corbata con nudo Windsor ajustado a mi cuello. Mi alianza, brillante como el primer día, destaca en mi dedo corazón. Las manos entrelazadas. Los zapatos lustrados hasta parecer espejos. Siempre has tenido muy buen gusto a la hora de decirme qué...