Dos petirrojos sin color
Despertaba cada día, cada mañana, siempre a las 4 AM en punto, como si tuviera una competencia con el sol, como intentando demostrar que él mandaba y que ni la gran estrella podía regirle para despertarlo con tales rayos deslumbrantes. Ya de pie, parecía tener la urgencia de vestir aquel suéter gris oscuro y sus...
 
         
                         
                                                     
                                                     
                                                     
                                                     
                                                     
                                                     
                                                     
                                                     
                                                     
                                                     
                                                    