Un Nuevo Día
Una piedra en el estómago a las seis y media de la mañana me gritó: «¡Ven a mí! Castigaré tu sueño. Sal de ahí, de tu cama, de tu embeleso». Era incómoda, apretaba, pesaba. No podía más que acatar. ¿Era una Voz que me llamaba a escribir o quizás, el final de un sueño inquietante...