Azúcar
Mis ojos miraban hipnotizados aquel espeso chorro de miel, cual pegajosa cascada, deslizándose desde mi dedo índice hasta el interior de aquel tarro, dispuesto en perfecta hilera al lado de un bol repleto de nata montada, salpicada por el rojo brillante de unas aromáticas fresas, que como escarlatas motas carnosas nadaban en aquel esponjoso montículo...