¡Espejo, espejo!
Desde el andén un gato miraba hacia la ventana de una casa antigua y envejecida, contemplaba con curiosidad a una mujer desfigurada por el dolor, carcomida por la soledad, abatida por la tristeza gritando: -¡Espejo, espejo, no me gusta lo que veo! El gato se acerca lentamente, oyendo los ecos de unas lágrimas mal disimuladas;...