Atrapada en el andén
Llego a la estación que me lleva cada día al infierno. Convivo con un diablo sin cuernos que él percibe imaginarios. Ya no siento dolor, ni asco al oler su pestilente aliento ahogado en whisky o cuando escupe su veneno dentro de mí. Ese monstruo se ha tragado mi alma. El frío de la suya...