Estación de los hombres rotos.
Desde el andén la verás venir como se presiente el desastre. Evita mirarla a los ojos, sería como mirar al sol; permanece inmóvil, podrías tropezar con los cordones del deseo; no la respires, es veneno; aléjate para no escuchar el susurro traicionero de su falda al rozarte; ármate de disimulo cuando ya esté ahí, impredecible...