La historia de la mujer desconocida
Cuando hizo pintar “El andén” en el cartel de la entrada, Laura imaginó un comercio pujante, con clientes apurados en busca de pañuelos. Los tenía de tela, con puntillas para las féminas y a cuadritos, para ellos. Pero los que más se venderían serían los de papel, blancos y austeros como las despedidas. Entonces llegó...