LA TÍA OROSIA
Cubría su cabeza con aquel pañuelo negro que daba sombra a su cara, vestía hasta los pies de luto riguroso por aquellos familiares que se fueron. Ese día, las nubes cubrían el sol y el viento azotaba tras las esquinas de las desvencijadas casas de su pueblo natal. Ella corría y corría pero su rostro...