Mi hijo, mi sol. ¡Luz de mí vida!
Mi vida, que siempre giró en torno al muchacho, torna a su fin. Ya de niño fue bastante débil. Pasto constante de mil y una enfermedades… La peor de todas, aquella que empezó a contraer (reiteradas veces) a la tierna edad de veintisiete años. Tanto recayó en ella, que no es de extrañar que acabara...