La carne y el acero
Cuando abrió los ojos estaba sentado, con las manos atadas a la espalda. Se hallaba en la mitad de lo que parecía ser una bodega, o eso dedujo, pues la precaria luz le impedía ver con claridad. Intentó moverse, pero sin éxito. Su cuerpo le parecía extrañamente pesado. Bajó la mirada a sus pies y ahogó...