DECIDIR SIN DECIDIR

DECIDIR SIN DECIDIR

Hicso

25/09/2022

Todos éramos de alguna forma iguales: inocentes. Inocentes de los padres que nos tocaron, del lugar en el que nacimos, inocentes de lo que podíamos hacer, inocentes de lo que éramos (porque todavía NO éramos nada). Pero entonces llegan los 18 y dejamos de ser inocentes, al menos legalmente, pasamos a poder hacer algo para cambiar nuestro statu quo y aunque no decidamos, se nos dirá que de hecho decidimos no decidir y que esa fue nuestra decisión.

  • ¿Qué vas a estudiar Marta?
  • ¿Se tiene que estudiar algo papá?
  • Claro hija, el mundo ya no es como antes, ahora debes tener un cartón con tu nombre.
  • ¿Y para qué el cartón?
  • Eso demuestra que sabes hacer lo que haces.
  • No sería mejor demostración… (en realidad cualquier cosa sería mejor demostración).
  • Así son las cosas hija.
  • Entonces papá, ¿cómo consigo ese cartón?
  • Tienes que ir a la universidad
  • ¿Puedo estudiar lo que quiera ahí?
  • Lo que quieras no, debe haber trabajo en lo que elijas.
  • ¿Es que acaso no hay trabajo para todo lo que se estudia en la universidad? ¿Por qué entonces se podría estudiar algo para lo que no hay trabajo?
  • Cómo saberlo, hija, este mundo es un mundo de locos.
  • ¿Tú tienes cartón papá?
  • Sí, sí tengo
  • Ya veo, entonces fuiste a la universidad.
  • No, verás en mis tiempos no era tan fácil ir.
  • Entonces cómo conseguiste ese cartón, ¿acaso hay otra forma?
  • No hija (no debí decirle que tengo cartón, ¿o debí decirle que fui a la universidad? De cualquier forma, hace ya mucho tiempo que mi energía para dar explicaciones se había acabado).

Así como la presión atmosférica nos ha venido aplastando toda nuestra vida (y a nuestra madre y a la suya), por lo que nos hemos desarrollado biológicamente para estar siempre bajo su influencia; así también mentalmente nos desarrollamos para vivir bajo la horrible normalidad (presión social).

Pero como les decía pasamos de ser inocentes a culpables, culpables de todo porque “ya estás mayorcito”.

A Marta entonces le llegó el día, ella no lo sabía, claro, porque siempre había sido joven. No sabía que la presión atmosférica la estaba aplastando porque no había prestado atención a su clase de física y tampoco sabía que la presión social hacía lo mismo porque no le había prestado atención a la vida de los adultos.

Marta había cumplido 17 años, un 07 de mayo de 2004, sí, la edad dorada. Ella desconocía aún que no sabía nada del mundo, porque ella tenía su mundo (como todos) y según ella, lo conocía bien (como todos también). Toda su vida había sido joven, pero se le exigía, justo ahora (y ¿por qué?) tomar una decisión de adulto.

Entonces a Marta, la pobre Marta, como a la mayoría, le sucedió su carrera y decidió sin decidir que el mar de la vida la arrastrara a cualquier puerto.

En realidad, el señor Emiliano, había obtenido ese cartón con su nombre porque era “necesario”. En el país no había suficientes profesores para todas las escuelas públicas que el gobierno estaba empezando a abrir, pero eso no podía detenerlos porque lo importante es inaugurar las obras y ponerle nuestra plaquita, presidente tal – año tal, sí, y que quede constancia que hicimos obras. -Pero señor presidente, no tenemos suficientes maestros, no llegamos ni al 20%. -has una convocatoria para maestros, que den clase un par de días y si no renuncian al darse cuenta de lo insoportables que pueden ser esos jovencitos, fírmales un título. -veo que usted piensa en todo señor presidente. Era simple para él engañar a todo el mundo, ¿al final, a quién le importaba?, lo importante era poner la plaquita con su nombre, sí, eso es lo que lo haría el mejor presidente. Porque un colegio y una plaquita pueden ser vistos por todos, pero ¿los títulos de los profesores? A esos nadie los mira.

Marta sabía de la existencia de ciertas profesiones y profesionales: doctora, como el Dr. Núñez; ingeniera (Hija no se dice ingeniera, se dice ingeniero -Pero yo soy mujer pa -No importa, seas lo que seas se dice ingeniero- y eso por qué, ¿acaso no existen ingenieros mujeres? –“yo no sé por qué no se podía decir ingeniera, pero ciertamente tampoco conocía a ninguna en persona”. Eso es trabajo para hombres hija, escoge otra cosa) bueno… ingeniero como el Ing. Argandoña; abogada, como el Abg. De la Rosa; profesora, como… ¿cómo quién? Ah sí, como mi papá.

Tarde o temprano uno se enfrenta a la vida, y a veces más vale temprano que tarde, porque al menos uno tiene la excusa de ser joven para lo torpe e ignorante que se es cuando se hace algo por primera vez.

  • No es que nos guste hacer esto, simplemente es lo que es, lo lamento mucho Marta.
  • ¿Pero al menos puede explicar el porqué de mi despido?
  • Verás, a los profesores uno debe poder escogerlos y también ponerlos en pausa cuando uno no entiendo lo que acaban de decir y en play cuando por fin entienda, y así múltiples veces, sin el humor cambiante de uno en vivo.
  • No entiendo lo que me quiere decir.
  • YouTube Marta, ahora ya no necesitamos profesores.

Qué ingenua fui al creer que los adultos sabían lo que hacen, pero es que yo leí que los humanos eran inteligentes y que no son animales porque tienen “razón”, que eran homo sapiens sapiens (encima doble) ¿o no? Entonces ¿son o no son?

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