Un trabajo tranquilo
Como cada mañana desde hacía veinte años, abrió los ojos antes que el despertador, con su molesto soniquete, le diera los buenos días marcando el pistoletazo de salida hacia una nueva jornada. Pero antes le robó cinco minutos al reloj, abrazó por la espalda a su mujer y sintió la excitación cuando juntó su cuerpo...