La sombra siseante
Era un niño con una solicitud peculiar, solicitaba, cuando abandonaba su cuarto, que no me quedara dormida y lo fuese a ver seguido. Ignoré, pensé se trataba de simples temores infantiles. Una noche sus alaridos me hicieron saltar del sillón; corrí a su cuarto a ver qué pasaba; cuando entré, Me guié por su manita...