Almas que succiona el desagüe
I Supongo que todo ha empezado en el momento en que Verónica ha llegado a casa, cuando se ha lanzado a hablar sin preocuparse de la niña siria bajo los escombros que salía en pantalla y mi emoción desbordada. Se ha puesto a contarme algo de no se quién, un chico muy guapo de veintidós...