La sangre no es agua – 2da fase
Juan Manuel, el mozo, se acercó con una sonrisa que multiplicaba las arrugas de su cara. Había visto cómo bebía un sorbo de mi café ya frío y cerraba la computadora con los ojos humedecidos y una sonrisa en mi boca. —¡A que sí, a que lo terminó! Péreme tantito… —me dijo con una voz...