En Madrid, a 11 de enero de 2019
En la primera edición del concurso de relatos sobre la despoblación, organizado por la Diputación provincial de Huesca y la Fundación Escritura(s), han participado 355 obras, que han generado 35.286 votos y 60.876 lecturas (a 11 de enero). Un jurado compuesto por miembros del equipo docente de la Fundación Escritura(s) ha decidido conceder los siguientes premios y menciones.
Primer premio
dotado con 1.000 euros en metálico
Carmen GL, con «Paraíso invadido»
El jurado quiere destacar este relato por la originalidad de su argumento y, asimismo, por su capacidad para introducir al lector en un contexto tan lejano y ajeno con naturalidad y sin que medien molestas explicaciones. Esta perfecta integración de la historia en el argumento y el acierto en la narración de la peripecia del personaje son loables.
Premio a la mejor obra de un autor oscense
dotado con el videotaller Armas literarias para entender el mundo de Sergio del Molino
Ana Cosculluela, con «Elisa»
Una hermosa historia sobre cómo todo final puede resultar ser un comienzo, acerca de cómo la vida se reserva siempre una última carta para obligarte a jugar de nuevo otra partida: lo que encontramos nunca es lo que buscábamos. Una voz narrativa que maneja la historia desde la retrospección y un tono que transmite placidez y felicidad reencontradas.
Premio al lector más destacado
dotado con el videotaller Mirar para contarlo de Martín Caparrós
Eduardo Cornejo
Ha sido prolífico y generoso en su esfuerzo por sacarle el máximo provecho a las numerosas obras que ha leído y comentado, con un buen análisis literario, quizá no excesivamente largo -ha priorizado el diálogo con su autor- pero certero.
Premio al autor más votado
videotaller “De la experiencia a la ficción“ de Antonio Muñoz Molina
José Luis Chaparro, con «Un pueblo tranquilo»
Ha obtenido 370 puntos, 636 lecturas y 207 comentarios (a 11 de enero)
Finalistas elegidos por el jurado
Eugenia Angulo, con «Metrópolis»
Una precisa alegoría que esquiva los lugares comunes y las interpretaciones obvias. La autora ha construido una precisa progresión que atrapa la atención con un ritmo perfecto. La dificultad de crear una historia interesante sin que haya siquiera personajes concretos a los que aferrarnos y sin que resulte en una idea vaga o demasiado conceptual hace del relato una pieza muy interesante. El resultado es una alegoría que no admite explicaciones, sino intuiciones.
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Antonio Diego Araújo Gutiérrez, con «Un rezo a la vida»
El jurado quiere destacar la atmósfera poética, el tono brillante, el estilo garboso y el vago aire primordial del personaje, que acercan esta obra al realismo mágico. Es una pieza muy bien acabada, cuyo lirismo, en su contención, encierra muchas sutilezas.
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María Cueto García, con «Los idiotas»
Una voz de excelente factura para contar esta historia triste. El narrador se muestra errático, sin embargo: entre el primer y el segundo párrafo hay un cambio brusco en el punto de vista, de tercera a primera persona, que descabalga un tanto el curso del relato. También hay cierto caos en cuanto al uso de los tiempos verbales. Sin embargo, el tono del narrador funciona tan bien en el plano emocional que estas fallas técnicas logran pasar casi inadvertidas.
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José Gómez González, con «La decisión de Valentina»
Una historia dura, intensa y emocionante sostenida casi completamente sobre diálogos ágiles y bien estructurados. La ventaja de esto resulta evidente: los personajes se dibujan a sí mismos con una extraordinaria nitidez. Sus emociones y motivaciones alcanzan al lector sin intermediarios. La estructura narrativa es también precisa, bastan dos breves escenas, y el ritmo es endiablado gracias precisamente a sus diálogos.
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José González, con «La calle, el frío, la niebla»
Muchos son los relatos participantes que han relacionado el tema de la despoblación con el del regreso a la infancia. Y otros tantos los que han empleado como fórmula narrativa la de aquel que regresa después de un largo tiempo y, paseando entre las ruinas de lo que fue su pueblo (léase su vida, o su infancia), rememora el pasado. En este relato encontramos ambas cosas y además un tono de lírica melancolía que no contiene afectación ni artificiosidad.
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Emilio Guzmán Jiménez, con «Una visita inesperada»
Una historia entrañable y divertida, contada con tino y agilidad, que ofrece un enfoque diferente, lo cual la hace destacar entre las demás. El tema quizás no daba para ello y por eso muy pocas de las historias participantes consiguen dejarnos con una sonrisa en los labios. Ésta es una de ellas.
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Marcos Machín Huguet, con «Soñar bajo la lluvia»
El planteamiento distópico —sobre uno de los grandes temas de la ciencia ficción (el de «el último hombre en la tierra»)— se conjuga con una idea lírica para el argumento: la de quien persigue la lluvia sin poder alcanzarla, salvo durante el sueño, cuando la situación se invierte. Esta combinación resulta afortunada para tratar el tema de la despoblación desde una distancia lírica y una perspectiva nueva.
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Jesús J. Prensa, con «Vega»
Breve, pero intensa obra que arriesga en el uso del monólogo interior. Esta es una técnica compleja que puede provocar confusión, incomprensión, resultar monótona o resultar banal. Nada de esto ocurre aquí: el autor mide perfectamente hasta dónde puede llegar y maneja con soltura el ritmo narrativo, así como el prosódico, en una progresión ascendente en la cual el personaje parece ir perdiendo contacto con el exterior a medida que avanza.
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Orlando Salazar Montes, con «Samarcanda»
Una historia brutal, como sólo puede conseguirse cuando se logra una mirada infantil sobre el horror. A su favor tiene también que carece de un mensaje moralista, mientras posee la cruda fuerza de lo fatídico. El estilo es también, acorde a lo anterior, feroz en su sencillez. El jurado quiere indicar, como sugerencia al autor que elimine las últimas cuatro palabras del texto para conseguir un final más sugerente, menos explicativo.
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David Temprano de Miguel, con «Venga, tira»
Magnífico tratamiento de personaje en una historia que destaca por su sencillez y la capacidad de dibujarnos a los miembros de la familia y sus relaciones entre ellos. Una despedida emocionante y una buena reflexión sobre las expectativas que tenemos sobre nosotros mismos, los modelos de comportamiento y sobre el peso de los que ya no están sobre el presente.
Mención especial del jurado
José Antonio Pérez Domínguez, con «Insoportable contraste»
José Manuel Sancho Arrieta, con «Un camino en la nieve»
Gustavo Zaragoza, con «El forastero»
Claudia Susana Rodríguez, con «Recordar»
Antonio Rivero, con «Engracia»
Antonio Fernández Jiménez, con «Una psicofonía muy añorada»
Anne Fatosme, con «Coordenada 0»
Ángel Luis San Millán Torres, con «Tía Aurora»
Ángel Manrique, con «La última casa»
Andrés Figari, con «Silencio»
Anabel Moya, con «El loco de As Veigas»
Ana Isabel González Peixoto, con «La aldea»
Trinidad Noguera Gracia, con «Lo que queda en pie»
Gracias a todos. Oportunamente nos pondremos en contacto con los ganadores para la entrega de premios.
La decisión del jurado es inapelable y la organización no puede mantener correspondencia sobre los aspectos del premio. Existe un espacio de comentarios que la organización consulta periódicamente en busca de observaciones que nos permitan mejorar sucesivas ediciones. Os animamos a usarla para comunicarnos vuestra impresión sobre este concurso.
OPINIONES Y COMENTARIOS