Y tú, ¿por qué tienes el pelo blanco?. Elisa es una preguntona compulsiva, de ojos marrones y mirada pícara y llena de vida. Vaya, ¡hoy va a tocar hablar de mis canas!…

La historia de nuestros encuentros se repite cada día, desde hace seis meses: Elisa me recibió cuando llegué al pueblo con mi coche cargado hasta los topes, las cajas de libros, las maletas de ropa, la lámpara de pie, mi colección de bolas del mundo …

Creo que aquí no vas a necesitar tantas cosas! -me dijo, plantándose junto a mí. Mi primera reacción fue pensar ¿y ésta quién es?. Yo venía todavía con la prisa en el cuerpo, con esa necesidad de no perder el tiempo en lo innecesario, de correr aunque no supiera a dónde iba; pero esa mirada curiosa, su corta estatura y la necesidad de recobrar un poco el aliento después de haber descargado todos aquellos bultos, me hicieron parar y responderle.

Le conté que en aquellas cajas guardaba parte de mi vida y que las necesitaba para empezar una nueva etapa en La Recoleta, que tenía que decorar el piso que había alquilado, colocar mis libros, trabajar en mis proyectos siempre inacabados.

Elisa escuchó con atención y, creo, que hasta la convencí un poco. Me ayudó a entrar todas las cajas a la casa, me explicó que vivía en la otra punta de la calle Mayor y que me vería cada día porque pasaba por delante de mi casa para ir al colegio. Me dio conversación e hizo que aquel día agridulce terminara con su voz cantarina resonando entre las paredes demasiado desnudas de mi nueva casa.

¡Seis meses! Mi primer otoño y mi primer invierno. Mi primera compra en la tienda del pueblo, las primeras miradas desde detrás de la cortina, mi nuevo médico, mi primera cesta de tomates y judías verdes recién cogidas por Rosa y Antonio. Mi primera torteta asada al fuego. Mi primera tarde de gimnasia con Luisa y Julia, con Maribel -que aún es más mayor que yo- y con Berta y Susana, que deben de tener poco más de treinta. Mi primer bote de miel que sabe a miel, de las abejas de Pedrito (¿Cómo puede seguir llamándose a alguien Pedrito cuando ha superado los setenta?). Mi primera noche sola. Mi primera amiga nueva.

Seis meses de llegar a La Recoleta buscando un lugar donde pasar los últimos años de mi vida sin demasiado ruido, sin demasiado tráfico, sin demasiados humos, sin demasiadas aspiraciones.

Seis meses de no tener tiempo para mis colecciones y mis antiguos proyectos, de levantarme cada mañana pronto para salir a pasear, de comprar el pan caliente recién salido del horno, de ser la envidia de mis amigos de siempre cuando vienen a verme y me encuentran aquí, sola y rodeada de tan buena gente.

Seis meses de contestar preguntas, de las más inocentes a las más atrevidas, desde que llegué a La Recoleta y Elisa entró en mi vida.

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