En mi búsqueda por encontrar mi propia voz poética, transité por diversos caminos. Ignorante de todo, comencé con el romanticismo, única forma en que yo entendía la poesía, dejando que mis primeros poemas se impregnaran de la emoción y palabras bonitas. Aconsejado por una profesora de lenguaje de mi hijo en el Instituto Nacional, comencé a asistir al taller de poesía de la Asociación de Escritores de Chile. Eso hace ya veinte años. Cuando me entrevisté con el poeta guía en el proceso de aceptación al taller, me aconsejó adoptar otras formas de escritura, cuentos cortos u otra forma más simple. Dijo que lo más complicado era la poesía y que eso eran palabras mayores. Porfiado y tozudo yo insistí en la poesía. Fue duro. Nunca mi ego se sintió más humillado que cuando leía mis pseudo poemas en el taller, y allí me los destrozaban. Durante ese proceso, aprendí mucho de poesía, a aceptar la crítica y como experiencia, a tener ¨cuero de chancho¨ para escribir.
Hubo otros talleres, pero uno en especial fue vital en mi recorrido, la poetisa Carmen García, directora de la Fundación Plagio, me desafió a explorar más allá, a romper las reglas y encontrar mi propia forma de expresión.
Fue entonces cuando en una de las jornadas habló del dadaísmo y eso me abrió las puertas a un mundo nuevo. Esta técnica, en mi interpretación, se configura como una rebelión contra la tiranía de la razón en la creación poética. Aboga por una poesía donde el azar tome las riendas, liberando al poeta de las rígidas estructuras del romanticismo y las ataduras de la métrica y la rima, aun cuando en algunos casos la utilizo, porque el poema en cuestión lo amerita.
Esta liberación abre las puertas a la experimentación y la búsqueda de nuevas formas de expresión. El descubrimiento del dadaísmo me convirtió en un explorador de los sonidos, las imágenes y las palabras, sin ataduras a las convenciones tradicionales.
El dadaísmo no solo busca nuevas formas de creación, sino que también es un grito contra la estética dominante de la época. Se rebela contra la belleza preestablecida y los valores burgueses, abrazando lo absurdo, lo caótico y lo irracional.
La poesía dadaísta, con su espíritu irreverente y su afán de ruptura, ha dejado un legado de libertad e innovación que sigue inspirando a poetas hasta el día de hoy.
En esta colección de poemas, además de aquellos con aires del romanticismo, presento mi propia interpretación del dadaísmo. Los poemas que aquí se encuentran han sido creados utilizando técnicas como el collage, el corte y el azar, buscando romper con las estructuras tradicionales y explorar nuevos caminos en la creación poética, sin desmerecer aquellos, como hijos primerizos del romanticismo de los cuales me cuesta desprenderme.
Los invito a sumergirse en este viaje poético donde la razón se diluye y el azar toma el control. Déjense llevar por la sonoridad, las imágenes y la libertad creativa que ofrece el dadaísmo.
Una vez superada mi etapa de poemas basados en el romanticismo y habiendo descubierto nuevas formas a partir del azar, me llevó a descubrir las formas surrealistas de la poesía, comencé a crear versos a partir de palabras inconexas, jugando con el azar y la sorpresa. De esta manera, descubrí que la poesía podía ser un espacio de libertad y experimentación, donde cada poema era una aventura incierta. Allí donde el ciudadano normal ve una roca, el escultor ya ve dentro de ella el resultado final que intuye.
Mi visión entonces en que el arte, en general, consiste en una deformación de la realidad. Las figuras literarias son herramientas poderosas que me permite transformar lo real, creando imágenes que impactan al lector y lo invitan a una interpretación personal.
El dadaísmo y el surrealismo, en particular, se caracterizan por su uso de técnicas que distorsionan la realidad. El collage, la ruptura de la lógica y la exploración del subconsciente son solo algunos ejemplos de cómo estos movimientos buscan crear una experiencia artística subjetiva y abierta a la interpretación.
Las imágenes surrealistas, en particular, tienen la capacidad de evocar recuerdos y emociones en el lector. Cada persona interpretará una imagen de acuerdo con su propia experiencia y bagaje cultural. Esto crea una experiencia artística única e irrepetible.
En definitiva, el dadaísmo y el surrealismo nos invitan a utilizar la imaginación para deformar la realidad y crear nuevas formas de expresión. A través de estas técnicas, podemos explorar nuestro mundo interior y compartirlo con los demás de una manera creativa y personal.
En mi propia poesía, pretendo un claro dominio de las figuras literarias para deformar la realidad y crear imágenes sugerentes.
En el poema "La ciudad invisible", la imagen de "una lluvia de relojes que caen sobre el asfalto" es un ejemplo perfecto de cómo utilizar las figuras literarias para deformar la realidad. Esta imagen surrealista evoca una sensación de caos y descontrol, y puede ser interpretada de diversas maneras por el lector.
Mi poesía es un ejemplo de cómo el dadaísmo y el surrealismo pueden ser utilizados para crear arte que deforme la realidad y nos invite a reflexionar sobre el mundo que nos rodea. A través de mis versos, los invito a leerlos con detención cada uno de ellos, y a utilizar la imaginación, invocando en cada uno de ustedes, sus propios recuerdos, a la interpretación de la realidad desde una perspectiva subjetiva y personal.
Para ofrecer una mejor comprensión de mi viaje creativo, es importante destacar la clara división en dos etapas que se observa en mi poesía: una etapa inicial marcada por el romanticismo y una etapa posterior caracterizada por el surrealismo.
Mis primeros poemas se impregnan de la pasión, la belleza y la melancolía propias del romanticismo, a veces lúdico. Esta etapa refleja mi fascinación por este movimiento y la búsqueda por expresar mis emociones a través de versos cargados de sensibilidad.
El lector podrá notar claramente que hay un cambio en cada poema. Los hay del romanticismo y se distinguen por su lenguaje florido, sus imágenes evocadoras y su tono sentimental. En contraste, los poemas surrealistas se caracterizan por la ruptura de la lógica, la yuxtaposición de elementos dispares y la creación de imágenes oníricas.
Esta división en dos etapas no solo refleja la evolución de mi estilo poético, sino también mi propio viaje personal de búsqueda y transformación. Cada poema es un testimonio de mi crecimiento como poeta y como ser humano.
Los invito a embarcarse en este viaje poético a través de dos mundos distintos: el romanticismo y el surrealismo. Déjate llevar por las emociones, las imágenes y las ideas que te ofrece cada poema, y descubre la belleza y la complejidad de la experiencia humana.
Interesado por: Poesía
Autores o libros favoritos: Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Antonio Machado