La culpa de las siluetas

Las siluetas cargan con sus culpas,

como sombras vertiginosas en el cielo,

llueve en primavera dejando aguas de colores,

las nubes pasan en el corazón indómito,

el viento silencioso de blanquecina edad,

viene como luz de estrellas íntimas,

arden en los ojos con inocente frescura,

y acontece el tiempo escondido en el firmamento,

viene al mundo con los primeros amores,

por esos cuerpos de sombras intensas,

lento aguacero que trae el perfume,

sobre las tierras deseadas agitadas al aire,

con sus coloridos vestidos de sirenas en el mar,

sueñan el temporal de histéricas olas,

en la piel, licor de abanico espumoso,

enamorando los delgados labios de la tarde,

destellos del ocaso inflaman al callar el día,

sobre los cuerpos de ninfas eróticas,

de contorsiones suaves y blandos pechos,

el incendio del horizonte maravilla las ansiadas pupilas,

un delicado cortinaje adivina la noche,

de caderas agresivas, delicada blancura,

profunda y larga como cuerda de guitarra,

en la ventolera de primavera aparecida,

hermosos vaivenes que las aves danzan,

contra el día que mañana nos abandona.

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