La prisa engaña cuando pasa,
un relámpago ciego en la noche de los astros,
es el arroyo que muere en el mar,
su voz se disuelve en el azul infinito,
el suspiro cae al foso del silencio,
un eco que se pierde en la eternidad de los sueños,
viene desde arriba a correr las estrellas,
despertando galaxias con su rastro invisible,
cuando los rayos de la tarde callan,
las olas se arrojan a la orilla con la cadencia que caminas,
una danza eterna en la arena del tiempo,
es la canción perpetua con vehemencia explota,
una sinfonía de universos nacientes,
hacia la huella que el tiempo deja,
hacia la estela que la luna escurre
como lágrimas de luz en la noche líquida,
el río resignado va por la pendiente,
una serpiente de cristal desde hace mucho,
desde hace siempre, aún resiste al viento que la espera,
una batalla silenciosa en la sinfonía del mundo,
el fin son palabras que escucha el eco,
la imagen vuela como pájaro,
un verso alado en la noche del pensamiento,
cuando miro el horizonte es un verso que despierta,
cuando vienes a mis sueños,
abrazando el pasado que se escurre como una nube,
una sombra de vapor en el cielo de la memoria,
no sabe dónde ir a descansar,
nómada perpetuo en el reino de lo efímero.
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